ÉL SIEMPRE ESPERA POR TI
Es evidente que el Adviento y la Navidad son tiempos litúrgicos donde predomina la alegría y el regocijo por el nacimiento de Jesús, pero por contradictorio que nos parezca, no debemos olvidar que la Navidad no es el fin último de la misión que Dios le encomendó a Jesús sino que apenas es una etapa de ella, porque como dice Mau en sus prédicas y catequesis: "No hay Adviento sin Cruz ni Navidad sin Muerte y Resurrección"; sabemos que a nadie le gusta hablar de muerte y resurrección (de Jesús) en un tiempo litúrgico donde todo es alegría por el nacimiento de Jesús (aunque algunos nos alegramos por otras cosas superficiales y sin importancia), pero como católicos, siempre debemos mantener presente dos cosas puntuales:
✅En la Navidad, recordamos apenas el inicio de la peregrinación terrenal de Jesús que lo llevaría a morir en la cruz para resucitar tres días después con todo Su Poder y Gloria
✅El Adviento es un tiempo litúrgico que nos llama a prepararnos para reflexionar y, conforme a la sabiduría del Espíritu Santo, comprender el significado real del hecho que Jesús aceptara y quisiera parecerse a nosotros adoptando nuestra frágil y miserable condición humana
Pues bien, todos los tiempos litúrgicos propuestos por nuestra Santa Madre Iglesia nos llaman a la conversión de parte de Dios (algunos más que otros, como el Adviento y la Cuaresma), y como en todo llamado, Dios espera que respondamos a ese llamado durante todos los días de nuestra vida terrenal; en este post de nuestro blog oficial, desarrollaremos algunos puntos importantes que nos ayudarán a comprender qué significa realmente que Dios (en Sus Tres Personas Divinas) espera por nosotros. ¡Go ahead!
(Imagen con fines ilustrativos; todos los créditos a su respectivo autor)
En primera instancia, es necesario que sepamos y comprendamos que Dios nos hace dos llamados o vocaciones principales en nuestra vida:
🔷VOCACIÓN A LA EXISTENCIA: Dios nos concede el regalo de la presencia material en el mundo, esperando que convirtamos la existencia que Él nos ha regalado en una vida productiva dedicada a Su servicio y al servicio de los demás. Es evidente que ninguno de nosotros tuvo la oportunidad de responder conscientemente a este llamado porque, cierto día, simplemente nacimos luego del respectivo embarazo que nuestra madre tuvo que soportar para darnos la vida; pero, esto no le quita valor ni hermosura al regalo que Dios nos dio al llamarnos a la vida terrenal, ya que podemos utilizarla para muchas cosas positivas para nuestro beneficio y el de nuestro prójimo
🔷VOCACIÓN A LA SANTIDAD: sin excepción alguna, Dios nos llama a TODOS a ser santos desde ya (comenzando en nuestra vida corporal) para seguir siéndolo después de nuestra muerte; y esto no aplica solamente si creemos en Dios y en el Cielo, y quedamos exhonerados de esto si no creemos en eso, porque Dios no excluye a nadie en este llamado. Por supuesto que esto no significa que, automáticamente, todos tenemos asegurado el Cielo como el destino final de nuestra alma después de nuestra muerte terrenal, pero sí significa que a través de la muerte y resurrección de Jesús, Dios ha puesto a nuestro alcance todos los medios para alcanzar el Cielo
En la vocación a la santidad, Dios espera que respondamos a ella haciendo uso de otro regalo que también nos ha dado: la libertad; este regalo podemos encontrarlo tanto en el Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) como en la Sagrada Escritura.
El Catecismo de la Iglesia Católica, en el #1730, nos dice lo siguiente:
"Dios ha creado al hombre racional, confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. Quiso Dios dejar al hombre en manos de su propia decisión, de modo que busque a su Creador sin coacciones y adhiriéndose a Él, llegue llibremente a la plena y feliz perfección"
🔶Dios invita al hombre a buscarlo y adherirse (unirse) a Él, y desde el momento que es una invitación, la respuesta respectiva puede ser negativa o afirmativa, según la decisión del hombre
🔶El hombre no está forzado a responder a ese llamado, y si decide responderlo, lo hace desde la libertad que Dios le ha dado con dignidad y responsabilidad
🔶La libertad es esencial para que la respuesta del hombre sea auténtica y no impuesta
Mientras tanto, la referencia más clara que encontramos en la Sagrada Escritura sobre el llamado que Dios nos hace sin irrespetar la libertad que Él mismo nos ha dado, la encontramos en el Libro del Apocalipsis:
Ahora, te compartimos algunos puntos claves que nos ayudarán a comprender lo que Juan trata de decirnos en este texto bíblico:
🔶Dios siempre respeta la libertad del hombre
🔶Dejar que Dios entre a nuestra vida es nuestra decisión, y por lo tanto, exige responsabilidad
Pero antes de compartírtelos, queremos aclararte que estos puntos fueron una enseñanza que el Espíritu Santo le regaló a nuestra Hna. Gina Sanabria (directora de Radio Misericordia Juvenil, una de nuestras plataformas hermanas de evangelización digital); nosotros como Equipo de Catequesis de CristoMix Radio únicamente los desarrollamos de manera individual y según el Espíritu Santo nos inspiró para enriquecer este post. Pues bien, veamos cuáles son estos puntos.
1️⃣JESÚS ES NUESTRA ÚNICA OPCIÓN: ante la trágica realidad del pecado escogida libre y voluntariamente por Adán y Eva, Jesús es la solución que Dios nos ofrece para liberarnos de los efectos del pecado a través de Su misericordia; Jesús es la manifestación visible de la misericordia de Dios para alcanzar la vida eterna, y Pedro lo comprendió muy bien a pesar de sus arranques impulsivos y su personalidad insegura que lo llevaron a negar a Jesús (Juan 6:68-69).
La muerte de Jesús en la cruz nos abrió nuevamente las puertas de la vida eterna (la santidad), y si realmente queremos alcanzarla, no tenemos otra opción que aceptar a Jesús como nuestro salvador pero también, hacer lo que Jesús nos pide para alcanzar la santidad (conservar la gracia santificante hasta el momento de nuestra muerte); no olvidemos que, a diferencia de algunas doctrinas cristianas no católicas, los católicos creemos que la aceptación de la salvación comienza por la fe, pero se complementa con las obras que nos acercan más a ella.
2️⃣RENUNCIAR AL MUNDO: como ya lo hemos mencionado en otros post, el mundo es uno de los enemigos del alma (junto a la carne y Satanás) según el Catolicismo; sin embargo, es necesario que estemos claros y conscientes que, en el contexto teológico-catequético católico, el término "mundo" no se refiere al planeta Tierra ni a un lugar físico, sino que se refiere a cualquier cosa que la sociedad contemporánea nos ofrece y que es opuesta a la Ley Divina o que, simplemente, nos aleja de Dios en el afán de obtenerla (aunque no sean cosas malas en sí mismas).
Por ejemplo, no tiene nada de malo que, como jóvenes, queramos estudiar para ser profesionales, superarnos como personas y tener mejor calidad de vida en un futuro cercano o mediano, pero sí se vuelve un problema cuando nuestra profesión se convierte en el centro de nuestra vida y nos aleja de Dios porque le dedicamos todo nuestro tiempo cuando tal vez podemos organizarnos de alguna forma para nos descuidar ninguna de ellas; lo mismo sucede con el dinero, porque cuánto bien puede hacer una persona que pone sus bienes monetarios al servicio de la evangelización o al servicio de quienes viven en condiciones infrahumanas
Esta acción extraordinaria de Jesús (que seguramente muchos de nosotros no haríamos) debemos llevarnos a cuestionarnos seriamente a nosotros mismos con la siguiente pregunta: ¿qué estoy dispuesto a hacer movido por el amor fraterno? Y mucha atención en esta parte, porque el amor fraterno es aquella manifestación de amor que nos mueve a amar a nuestro prójimo, y esto se vuelve más difícil cuando nos damos cuenta de que la palabra "prójimo" incluye también a aquellas personas que nos hacen el mal y de quienes, posiblemente, hemos querido vengarnos en más de alguna ocasión por el mal que hemos recibido; cuando sientas ese impulso y deseo de venganza, recuerda aquella escena en el Getsemaní cuando Jesús, en lugar de dar la orden para que cortaran más orejas, tomó la iniciativa de amar y sanar la única oreja que había rodado hasta ese momento
En este punto, quizá te preguntes lo siguiente: entonces, ¿cómo puedo identificar las verdaderas enseñanzas de Jesús para saber qué debo estudiar? Pues recuerda que, básicamente, las enseñanzas de Jesús se resumen en una sola: amar a nuestro prójimo como Jesús nos ama (Juan 13:34-35); cualquier cosa que vaya en contra del sano amor al prójimo como una forma de practicar la caridad que perfeccione nuestra alma, aunque sea enseñada por una autoridad religiosa de alto reconocimiento o prestigio, es contraria a la sana esencia del Evangelio
Un verdadero seguidor de Jesús no puede vivir su fe sin una familia espiritual que lo acoja, lo proteja y lo resguarde durante su peregrinaje en esta vida terrenal, especialmente, en los momentos de prueba y tribulación; esta es la razón por la que surgieron las pequeñas comunidades cristianas en los tiempos inmediatos posteriores a la ascención de Jesús al Cielo, y esa es la razón por la cual, actualmente, existen las comunidades católicas (conocidas por algunas personas como "comunidades de base") dentro de nuestra Santa Madre Iglesia (Hechos 2:41-47). Y en contraparte, también es importante que, quienes tenemos la bendición de pertenecer a una comunidad católica, nos dejemos usar por el Espíritu Santo para contribuir a la edificación espiritual de nuestros hermanos, y aún más importante, para contribuir a su salvación y que podamos llegar juntos a la santidad
Y si queremos verlo desde una perspectiva aún más sencilla, trabajar para salvar nuestra alma consiste en una sola cosa que encierra muchas otras: apartarnos del pecado mortal y mantenernos lejos de él hasta el momento de nuestra muerte terrenal (Mateo 24:12-13); el pecado mortal nos roba inmediatamente la amistad con Dios (negándonos la entrada al Cielo como consecuencia secundaria), pero, Jesús quiso dejarnos el Sacramento de la Reconciliación para recuperar la amistad con Dios mediante la absolución del ministro del sacramento, pero siempre tendremos que reparar el daño infringido. Como dice Mau cuando predica o catequiza sobre este tema: "la confesión bien hecha nos libra del infierno, pero no nos libra del purgatorio".
Básicamente, la sabiduría de María consiste en aspecto puntual pero poderoso: no cuestionar la voluntad de Dios. María no cuestionó lo que Dios dispuso para Ella sino que simplemente lo acepta, y eso mismo es lo que debemos hacer nosotros en nuestra vida espiritual (Lucas 2:19 // Lucas 2:51); pensemos en algo: ¿cuántas veces hemos creído que Dios se equivoca con lo que dispone para nuestra vida y, movidos por este pensamiento, intervenimos con nuestro criterio humano y arruinamos las cosas? Pues María simplemente dejó que Dios hiciera lo que tenía planeado hacer, aunque Dios le permitió tener indicios que el plan que Él había preparado para Ella estaba cargado de dolor, sufrimiento, incertidumbre y desolación
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